La vocación no es algo que inventas, sino algo que descubres. No es principalmente una decisión que tomas, sino una llamada a la que respondes. A través de la oración, podrás encontrar lo que Dios quiere para ti. En la oración, el Espíritu Santo afinará tu oído para que puedas escucharlo. En este diálogo con Jesús, podrás escuchar su voz que te dice: “Ven y sígueme” (Lc 18,22); o bien, escucharás: “Vuelve a casa y explica todo lo que Dios ha hecho por ti” (Lc 8,39).